El primer beso es algo especial, me lo diste como una gota de lluvia más. Lo trajiste a mi vida como el sol que ilumina mi día. Lo remitiste a mis labios, como si fueras a robarmelos. Engrandeciste mi alma y no la dejaste jamás. Ya que, lo que transmite nuestros labios es lo que el león amaría. Porque nos besamos, para devorarnos.
El primer beso que me diste, me hizo perderme entre tus labios. Para nunca mas dejarlos, para regalárselo a mi corazón enamorado. No sabía que hacer porque estaba asustado, estaba envenenado y perdido en los versos de tus labios. No encontraba salida, era una pequeña cárcel con viajes gratis hacia el paraíso. No me quería mover ni escapar porque estaba agradecido. Desaparecido, y sin pizca de salir de tu hermoso encanto bendecido.
Llenaste todas las centésimas del vacío de mi corazón, haciendo de este un gran y poderoso diamante en tu flor. En tu bella flor de piedra, tornando de rojo a amarillo, engrandeciéndose de margaritas a orquídeas y embelleciéndose desde mis labios hacia los tuyos.
El primer beso que te robé no fue solo un crimen, sino, un milagro. Me desataste las cadenas que rondaron en mi piel, esperando con amor, una fiel princesa como usted. Me llevaste desde tus ojos hacia las estrellas, brincando como la arena, debajo de la hoguera. De una hoguera que nunca se apaga, por la llama que le mando, cada vez que me amas.
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