Imaginación

Son tus besos que me emocionan. Son tus ojos que me hipnotizan. Son tus labios que me controlan. Son tus manos que me rescatan. Son tus gemidos desnudos que me esclavizan. Es tu piel que me adicta. Es tu lengua que me descubre. Son tus latidos que me aman. Son tus miradas que me matan. Quisiera estar a solas contigo en una dimensión transparente, con vientos poderosos, grandes torres de madera y enorme masa de agua.

Me imagino explorando un nuevo mundo, donde hay tantas tesoros sin descubrir. En un gran pez de hierro, en una cena romántica en medio de la noche, en el comienzo del mar pero el final de las tierras perdidas por el horizonte, debajo de la luz de la escurridiza luna, por detrás de las nubes, pidiéndonos que por favor hagamos el amor. Que saciemos el deseo, la lujuria que tanto nos mata. Que empecemos una gran historia de amor, que nunca tenga fin, por solo vivir contigo una noche especial, encantadora y milagrosa. Que unamos nuestras almas en una sola y la multipliquemos por dos, para así sentirnos repletos de amor. Que robemos nuestros corazones y prometamos que nunca lo devolveremos. Dedicarnos las estrellas para siempre tenernos cerca. Dedicarnos el agua, la noche en el mar y la luna para nunca olvidar esa noche tan especial y para nunca olvidar para que nacimos: para amar.

La primera vez, siempre es algo especial, por ende, te imagino acostándote desnuda en aquella nube fría pero calida, para entregarte cuerpo y alma a ese ser que te ama. Esperas con ansiedad el trato de sus labios a la hermosa escultura ajustada a tu figura. Te sientes volando por los aires atrevesando las nubes y tocando el agua del mar por tu sediento deseo de explorar. Él te besa con su lengua cada parte de tu cuerpo haciendote sentir que estas en el paraíso. Haciéndote ver que no hay nada mejor que el amor.

Sientes el ardor en tu piel canela por la excitación que te envía ella. No quieres que pare, quieres continuar, para seguir explorando un nuevo portal. Para conocer las bellezas que lleva dentro. Continúas, permitiendole a él envenenarte de amor, aliándose con el corazón. Sientes sus labios en las montañas más altas de tu escultura, haciendo así, elevar de lo más alto un mundo sin razón, con solo una misión, pero sintiéndote en prisión. Pero no en cualquier prisión, sino, en una liberación prisionera, porque no lo puedes evitar y porque no tiene control de ti misma.

Continúas, diciéndole que no aguantas más, que te quieres liberar entera, que por favor te descubra completa. Él, una persona romántica, apasionada, sensible, sensual, respetuosa y sobre todo amorosa, quiere descubrirte enterita pero sin faltarle ningún rincón de tu excitación, rebosando tu corazón lleno de amor.  Te muerdes los labios haciéndolo sentir como un desesperado, pero con control y al mismo tiempo con pudor.

Sientes el deseo de llegar a lo más profundo de tu alma, rogándole a él que te haga el amor, que te quieres sentir liberada y al mismo tiempo amada. Él oye, pero sin caso alguno. Solo quiere verte volar por los cielos para premiar tus deseos. Te acaricia mientras te besa por el remolino que llevas dentro. Baja su lengua desde lo más alto de ti, hacia lo más profundo de tu inspiración. Él dice que te ama, le dices que tú también, sintiendo así un gran peso en el corazón.

Por fin te descubre completa, amándote él como su princesa. Amándote por tu belleza y agradeciéndote, mientras se pierde en tus miradas de pasión, en tus gemidos de excitación a la luz de la luna, por esa noche tan especial e inolvidable, pero también, por permitirle a él, amarte incondicionalmente, grandemente e infinitamente como te ama éste.